¿'Comunidad Hispana' en los Estados Unidos?

Nota del 2005!


No se puede tapar el sol con un dedo. Sin lugar a dudas, el crecimiento demográfico de la Comunidad Hispana en los Estados Unidos avanza en progresión geométrica. Mientras en 1960 éramos unos pocos millones, hoy – y según el último censo poblacional nacional correspondiente al año 2000 – somos una población cercana a los cuarenta millones de habitantes (de los cuales 3.1 millón tienen un poder adquisitivo con capacidad de inversión por encima de los 100.000 dólares anuales) y nos erigimos como el grupo étnico mayoritario presente en esta Nación.


Este hecho numérico nos habla de la importancia cuantitativa que adquiere el mundo de habla hispana en los Estados Unidos pero, sobre todo, nos convoca a una autocrítica al interior de la Comunidad Hispana para revisar la calidad de nuestro proceso de inserción, integración y presencia en esta NaciónEs evidente, entonces, que a medida que la Comunidad Hispana va creciendo y se va integrando en la sociedad norteamericana su poder adquisitivo aumentará y que “los hispanos” se han ido convirtiendo en un segmento de gran importancia para el presente y futuro económico de esta Nación; pero también es cierto que la Comunidad Hispana tiene para consigo misma y ante el futuro una enorme y esperanzadora tarea definida por retos tales como:


• Ser capaz de presentarse como comunidad cohesionada y solidaria al interior de si misma y ante la sociedad norteamericana.

• Ser capaz de presentarse como comunidad identificada con su pasado, con su historia, sus costumbres, su lengua, su religión y sus tradiciones; orgullosa de su cultura y de sus orígenes.

• Forjar la nueva “identidad hispana o latina” (sin que discusiones alrededor de temas insulsos como el de nuestra propia denominación en los Estados Unidos – si “hispanos” o “latinos”? - nos enreden o distraigan de temas fundamentales como los que aquí enumero.

• Explorar núcleos de población hispana pensante que respondan al bagaje cultural e idiosincrasia de nuestros pueblos; que aprecien “lo nuestro” y que plena y orgullosamente sintonizados con nuestra historia y tradiciones, lengua y religión logren la identificación y formación de lideres hispanos que hagan presencia pública y representativa en los centros de dirección y toma de decisiones políticas y sociales de esta Nación.

• Lograr – mediante un liderazgo hispano idóneo – una presencia dialogante, digna y “de igual a igual” con la cultura dominante de esta Nación.

• Lograr la consolidación de un cuadro de lideres hispanos que en los foros locales, nacionales y mundiales sepan articular y representar las grandes aspiraciones del mundo hispano residente en esta Nación y en toda América Latina.

• Por otra parte, los cuadros de liderazgo hispano (demócratas u republicanos) han de dar un salto cualitativo en el ejercicio de la política; de tal manera que – en medio del desprestigio actual de la manera de hacer “política” – logren rescatar el valor de la cosa publica y del servicio a la comunidad. Todo lo cual pide vocación y mística, calidad humana, transparencia, coherencia, integridad, probada moralidad, capacidad de autocrítica y de medirse ante principios éticos, hombres y mujeres ajenos a las fáciles componendas, a los trueques, a la traición y a los engaños con los que se pone el interés y provecho propio por encima del bien común.


Sí; digámoslo una y otra vez. Si la comunidad hispana en los Estados Unidos quiere – y lo necesita - lograr reconocimiento y presencia eficaz y válida ha de identificarse y cohesionarse pero – sobretodo - ha de lograr (como históricamente lo han logrado otros grupos étnicos en esta Nación) un cuadro de liderazgo que imponga corrientes de pensamiento “propio” y – a veces – hasta de oposición con “el establecimiento”, además de la solidaridad alrededor de temas de interés nacional, internacional y – especialmente - latinoamericano.Porque uno de los grandes impedimentos y limitaciones que ha tenido el desarrollo de la comunidad hispana y de “lo hispano” en los Estados Unidos ha sido la improvisación de nuestros lideres y la falta de méritos y el perfil que cada circunstancia nuestra y cada momento histórico demandan. Así, hay hombres y mujeres (con o sin origen hispano) que en nombre de la comunidad hispana ejercieron y ejercen liderazgo en el seno de la sociedad y de la Iglesia sin formación, sin capacidades, sin visión de futuro, sin compromiso e identidad con “lo nuestro” y – obviamente – sin interés alguno de velar por nuestras aspiraciones, nuestros valores, nuestra cultura y nuestros intereses. Todo lo cual nos ha costado experiencias poco honrosas cuando no serios y rotundos fracasos de “lo hispano” en esta Nación.


Nuestro futuro en esta Nación depende de muchas variables. Una de ellas – sin lugar a dudas y muy importante – es y será el nuevo tipo de liderazgo hispano que logremos formar y desarrollar. Hoy, todas las organizaciones hispanas presentes en los Estados Unidos deberían empeñarse en la tarea de formar liderazgo hispano sin improvisaciones ni arribismos.


Por último - y como otra variable importante a tener en cuenta – hay que constatar que nuestro perfil migratorio está cambiando: en los últimos años está llegando a los Estados Unidos un nuevo segmento poblacional proveniente especialmente de Venezuela, Brasil, Colombia y Argentina compuesto por hombres y mujeres de la clase media-alta y alta de esos países. Se trata mayoritariamente de profesionales, solventes y pudientes económicamente, con un estilo de vida moderno y sofisticado, con capacidad de inversión, que escapan de los conflictos sociales de nuestras naciones (producto del caos, del desorden, de la corrupción administrativa y de la inestabilidad política). Establecen doble residencia, le dan una nueva cara a lo que estamos llamando “Comunidad Hispana en los Estados Unidos” y con su nueva presencia nos lanzan un nuevo desafío: ¿ Cómo integrar, sintonizar y cohesionar sus valores, su estadio académico e intelectual, sus intereses y aspiraciones con las de los grupos tradicionales de hispanos establecidos – por décadas - en los Estados Unidos, generalmente caracterizados por el no reconocimiento, la marginación y la postergación social debido a la falta de oportunidades aquí y en nuestros países de origen?. Dicho de otra manera, ¿Cómo dialogar y realizar una convergencia de intereses entre grupos tan disímiles - y hasta irreconciliables en nuestras naciones de origen - que ahora se encuentran aquí, llamados a formar la única “Comunidad Hispana” en los Estados Unidos?. Sobran, entonces, los motivos para seguir viviendo, luchando y esperando!



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